Nueva aproximación a la ermita de Santa Bárbara

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Nuestro conocimiento local aumenta día a día. Uno de los campos cuyos enigmas intento clarificar es el de la cultura religiosa de nuestro territorio, en el que últimamente han tenido lugar avances significativos que nos permiten plantear y sugerir nuevas posibilidades y acercarnos un poco más a la realidad que tanto desconocemos. Este escrito es un pequeño adelanto del trabajo que estoy realizando.

En agosto del año pasado se realizaron unas obras subvencionadas para reparar la estructura de la vieja ermita de Santa Bárbara. Se reforzaron los muros este y oeste, el tejado y la pequeña habitación trasera. El muro de algunas paredes se dejó a la vista, destapándose los antiguos cuatro nichos donde se colocaban las esculturas de los santos. Durante el proceso, salieron a la luz también dos portones, uno a cada lateral. El portón del este conectaba con la casa del ermitaño, el del oeste con la plaza de la fortificación, que suponemos debería presentar una escalinata y unas paredes puesto que el nivel del suelo en el patio es mucho más elevado.

Portón tapiado que da al patio o plaza (oeste), donde podemos observar perfectamente la superposición de la puerta perteneciente al antiguo castillo musulmán y el nicho del siglo XVIII para la colocación de un santo. Fuente: Arxiu de Sella. (4-8-2022)

Mucho más sorprendentes fueron las dos ventanas que a cada lado de la puerta principal salieron a pocos palmos arriba del nivel del suelo, un vestigio más del antiguo castillo sobre cuyos restos se asienta el templo, pero cuya utilidad todavía no tenemos clara.

Ventana del lado este, a la derecha de la puerta principal. Fuente: Arxiu de Sella. (5-8-2022)

Otras características del antiguo templo que salieron a la luz son algunos restos pictóricos en los altares o una pequeña cavidad a la derecha del altar mayor para uso de la misa, donde se colocaban algunos utensilios.

Al momento de emprenderse las obras, varias fueron las cuestiones surgidas y otras tantas las quejas que se han planteado. Finalmente, y a pesar de todo, hemos podido aprender algunas cosas nuevas y damos constancia de lo descubierto, que nos permite entender mejor el pasado del recinto, cuando se trataba de una fortaleza almohade (la acrópolis de Sella), conectada con el castillo de Orcheta y los castillos de Alarc y Sanchet, ya desaparecidos, y en cuyo interior aquellos musulmanes tendrían sus reservas militares para cualquier ataque, además de una visibilidad excepcional. Más tarde, en 1609 sería abandonado por la expulsión morisca y permanecería abandonado y mencionado en algunos documentos como “Castillo” hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando sus ruinas sirvieron para construir la actual ermita de Santa Bárbara.

En julio de 1964 José Santacreu Pérez ya realizó algunos trabajos de reparación en el camino de subida a la ermita, pero no fue hasta el primer lustro de 1970 que la ermita, destruida el 1º de mayo de 1936, tuvo su primera restauración, después de los muchos intentos por parte tanto de la parroquia como del ayuntamiento. Fue en 1971 cuando se formó una comisión de arreglo de la ermita, constituida por Vicente Llorca Pérez, Antonio García Ibáñez, Ramón Bou Baldó, Juan Luis Pérez Ivorra, Miguel Santamaría Devesa y José Pérez Rubio, los cuales, junto al alcalde Ángel Sebastiá Cerdá, se reunieron con el Servicio de Extensión Agraria de Villajoyosa para aceptar una subvención de 10.000 pesetas.

Nuevas obras de restauración se realizaron a principios de 1994 con una subvención de 150.000 pesetas, y en 1999 se rehabilitó la cubierta del monumento. De estas últimas reparaciones, me gustaría incluir unas apreciaciones técnicas del Informe del Arquitecto de la Inspección Técnica de Patrimonio, con fecha 29/1/1998:

“La cubierta es del tipo llamado plano. Si bien su curvatura recoge el trasdós de la bóveda interior, cuyo trazo es de cañón seguido. Ante esta situación queda la duda respecto a si la cubierta de origen fue con curvatura o tuvo sobre puerta una inclinada a dos aguas y terminada a base de teja cerámica. Este hecho sólo se podrá saber cuando se acceda a la cubierta y se estudien los indicios. En todo caso la restauración y reparación de la cubierta precisa de la eliminación de los acabados actuales, dando dos soluciones o la del trespol propio de las cubiertas planas, aunque como en este caso sea de superficie curva, o bien, si hubiera indicios de reposición de la cubierta inclinada a dos aguas”.

Plano a escala 1/100 del recinto de la ermita, perteneciente al legajo sobre la Rehabilitación de cubierta de la ermita de Santa Bárbara. Fuente: Archivo Municipal de Sella.

Se concedió una subvención de 2.000.000 pesetas para cubrir el gasto total de 4.414.763 pesetas que costó el arreglo. La cubierta, antes de las obras, presentaba la curvatura que se menciona, y ante la duda de cómo sería la cubierta original, la hicieron a dos aguas. Tanto de antes de las obras como del proceso de estas se conserva una colección de fotografías muy interesante, una de las cuales os muestro a continuación, junto a otra que muestra el estado ruinoso original de la ermita antes de su primera restauración.

Hay algunas advocaciones veneradas en la ermita que ahora conocemos. Por ejemplo, parece ser que el “Jesuset de la boleta” (el Niño Jesús de Praga) se situaba a la izquierda en el primer altar. También había una Virgen del Carmen a la derecha en el segundo altar con una placa donde rezaba la frase “A expensas de…”. El nombre ya no se recuerda bien, pero se apunta al de Santiago Llorca o Toni Giner como financiadores. Preciso es que estos detalles sean anotados.

La creación de la ermita también es un aspecto que parece está clarificándose. No he podido hallar todavía una escritura de obra, pero sí la primera concesión de la ermita a un ermitaño. El documento manuscrito data del 12 de febrero de 1769, redactado por el notario de Sella Thomas Cerdá, conservado en el Archivo Municipal de Villajoyosa. Ante este notario comparecieron los dichos patronos y administradores de la ermita, es decir, el Dr. Joseph Martínez, cura de Sella, y los señores capitulares Vicente Pérez, alcalde ordinario, Vicente García, Salvador Climent y Antonio Giner, regidores, Cayetano Alemany, síndico y procurador general, y Vicente Picó, síndico personero. Aquí podemos avanzar con una cuestión que a veces me plantean: ¿a quién pertenece la ermita? ¿una parte pertenece a la iglesia y otra al ayuntamiento? En este documento nos queda claro que la administración del templo pertenece, o pertenecía, a ambos organismos.

Aún en 1893, en el Padrón de la Contribución Urbana, observamos esta doble pertenencia de la ermita: primero encontramos al Culto como propietaria de la Ermita, que no tiene que pagar nada, pero después también hallamos al Municipio como propietaria de la Ermita, por la que paga 1,75 pesetas de contribución. Esta dualidad, me parece, podría deberse a que la titularidad de la iglesia sería del culto (pues la Iglesia estaba exenta de pagos), y el edificio del ermitaño anexo a esta iglesia, al no ser un lugar de culto, sí estaría expuesta al pago de la contribución, y su titularidad sería del Municipio, es decir, el ayuntamiento. Este es el razonamiento al que he llegado, pero por la falta actual de documentación todavía no se puede asegurar nada.

Documento del 12 de febrero de 1769, redactado por el notario de Sella Thomas Cerdá y conservado en el Archivo Municipal de Villajoyosa.

La concesión se realiza a favor de Lorenzo Sarrió, vecino de Sella, al que se le encomiendan varias tareas: la limpieza de la ermita y del camino de la Vía Sacra y la composición (entiéndase arreglo) de este, la plantación de cipreses, que toque la campana “á las aves marías” y “a las horaciones, y en tiempo de fortuna [sic.] tanto de Truenos como de Vientos”, y, además, debe entregar al señor cura el día de Todos los Santos quince libras para realizar la dobla y sermón de Santa Bárbara y para la composición del camino y el aseo del edificio. Como testigos figuran el Dr. Juan Roque Ruvio Abogado (presente seguramente como una especie de asistente jurídico) y el Maestro Tallista Vicente Cortés, ambos vecinos de Sella. Esta última mención es muy importante, pues este desconocido Vicente Cortés seguramente fuese el autor de algunas de las esculturas destruidas del pueblo.

Muchos más detalles van conociéndose en estos tiempos. La investigación documental en nuestros archivos es fundamental. Durante finales del siglo XVIII y la llegada del XIX son varios los acontecimientos y procesos que nuestra iglesia sigue. En 1805 llega nuestra Patrona, pero hay mucho más que este hecho. Nuestro culto se enriquece durante esta época, adquiere gran cantidad de propiedades, pero todo esto se irá explicando cuando llegue su momento.

Albert Rubio Rubio.

Fuentes:

  • Archivo Municipal Histórico de Villajoyosa.
  • Archivo Municipal de Sella.