El rei dels cels d’Aitana

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El Quebrantahuesos és un dels voltors més amenaçats del món. Actualment la seua presència està associada a xicotetes poblacions que sobreviuen als Pirineus, els Alps o els Pics d’Europa, però fa uns segles també va regnar els cels d’Aitana.

De Richard Bartz, Munich aka Makro Freak – Trabajo propio, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2888498

La seua presència històrica a terres valencianes és poc coneguda, però recents estudis ornitològics i històrics han aportat interessants avenços, fent notar que aquesta rapinyaire era molt més comuna a les nostres muntanyes del que es pensava feia uns anys.
El major expert al respecte és el professor de la Universitat d’Alacant Abilio Reig-Ferrer, que ha publicat una síntesi d’aquesta au (de la que no es coneix un nom concret per definir-la, a excepció de Crebalòs a Castelló o Trencalòs) al llibre “Rapaces Diurnas de la Comunitat Valenciana” (1).

Aquest voltor, conegut per la seua habilitat per a trencar óssos per tal de menjar-se el seu interior, va patir una terrible llegenda negra que el va acompanyar en el seu desgraciat procés d’extinció (2). Una bona mostra d’aquesta llegenda la tenim, precisament, a la serra d’Aitana, amb una història que va quedar registrada al curiós document titulat Nueva relación de los horrorosos estragos causados por una fiera, y como por intercesion de Santa Barbara pudieron librarse de ella (Anònim, 1797).

El monstre dels cels d’Aitana i Santa Bàrbara, al document original (3)

En 1797 un ocell considerat com a un veritable monstre, va ser acusat de menjar-se un xiquet de sis anys a Benimantell, posar fi a la vida d’un pastor i atacar nombrosos ramats.
Un grup de persones armades aconseguiren, amb la intersecció de Santa Bàrbara, trobar el niu (en una cova) i exterminar el que sembla que és un dels últims quebrantahuesos de terres valencianes.

La història, amb forma de poema, mereix ser llegida en conjunt (vegeu més avall) i resulta una interessantíssima aportació a l’advocació de Santa Bàrbara i, sobretot, a l’ecologia de la serra d’Aitana a finals del segle XVIII i la dolenta relació dels éssers humans amb les aus rapinyaires (4). Gràcies a aquest descobriment, ara sabem que el majestuós “Quebratahuesos” era el rei del nostre cel fa dos-cents anys.

[...]
Hay en Valencia un lugar 
que es Benimantel nombrado, 
poco distante del mar, 
en un monte situado, 
en lo áspero sin par.

De aquí salió una muger
con un niño de la mano,
por el campo con placer,
como aquel ángel humano
se deba tanto ha querer.

Hera el niño de seis años;
quando vieron de repente
venir, aciendo mil daños,
un pájaro del tamaño
y la figura siguiente.

Hera el ave corpulenta,
pues para llenar su vientre,
que de carne se alimenta,
con un carnero que encuentre
al día, no está contenta.

Son sus uñas, si me esplico,
agudas de presa y robo,
ave que no tiene pico
y es muy semejante al lobo
en la cabeza y ocico.

Haciendo del viento escalas
buela muy alto y ligero,
y de las furiosas balas
mejor que el avestruz fiero
se defiende con sus alas.

Si alguna res encontraba
o algún hombre y retozando
le mordía y no mataba,
la mordedura sanaba,
mas él moría rabiando.

El niño despedazó
por más que la madre voces
en aquella ocasión dio,
y entre sus garras feroces
lo que no comió llevó.

Ella, porque se ocultó
en un áspero riscal,
del pájaro se libró;
vino al pueblo y de su mal
a todos cuenta les dio.

Algunas gentes salieron 
por lo que ésta les contaba, 
y por ella le siguieron 
donde los bestigios vieron 
de lo que se lamentaba.

Al pájaro, que llevó
hasta su nido la presa
del niño que destrozó,
segunda vez con gran priesa
a buscar otra volvió.

Y encontró con tres pastores
que estaban con atención
gozando de los primores
de un arroyo la canción
y fragancia de las flores.

Así estaban divertidos
con sus ondas y cayados
quando viéronse afligidos
de aquel monstruo perseguidos
y con rigor acosados.

Los dos con gran devoción
Santa Bárbara invocaron
que en semejante ocasión
nunca los Santos negaron
a nadie su protección.

El otro se encomendó
a su valor y sus brazos,
y en breve esperimentó
que entre sus agudos lazos
degollado feneció.

Interin se libertaron
los otros dos que quedaban
fueron al pueblo y contaron
todo lo que les pasaba
y todos se orrorizaron.

Creciendo la devoción
de esta Santa milagrosa,
que siempre su intercesión
es con Dios tan poderosa
en cualesquiera ocasión.

Empezóse a divulgar
por sucesos tan estraños,
de uno en otro lugar,
de este pájaro los daños
que causaban sin cesar.

Ya por su rigor tan fiero
se hallaba muerto un pastor,
destrozado un pasagero,
casi muerto un labrador,
mal erido un jornalero.

Ya los ganados faltaban,
ya los pastores uían,
las gentes no caminaban
ya algunos que el ave veían
al Rey del Cielo clamaban.

Quien vió las gentes andar
con escopetas y espadas,
esperarlas y tirar,
las balas rechazadas,
bolver sin darle pesar.

Quién vió todos a una voz
en el Santo Templo orar,
al próximo perdonar
pidiendo todos a Dios
que era su enojo aplacar.

Veinte personas supieron
que en este pais rabiaron
que de este pájaro fueron
mordidas, y no contaron
los que a sus garras murieron.

De cabezas de ganado
ciento y cincuenta se halló
que el pájaro ha destrozado,
quando el pueblo se animó
para ir contra él armado.

Guiados por un pastor
a quien le llevó un cordero
de los suyos el mejor,
y él les siguió con fervor
hasta ver su paradero.

Y viendo la gente armada
los encaminó a una gruta
entre riscos socavada.
donde el ave estaba oculta
en caso muy descuidada.

Entre todos discurrieron
cercar la cueba de leña
y con sigilo lo hicieron,
que se la ofreció breña
que en aquellos montes vieron.

Y teniendo antes cerrada
la cueba por cosa cierta
con una piedra pesada
que pusieron a la puerta
porque no fuese escapada.

Prenden a la leña fuego
hasta tanto que abrasaron
esta cueba sin sosiego
y aquellos riscos saltaron
y hecha un carbón se dio luego.

Murió este monstruo en el año
mil setecientos noventa
y siete, a veinte de mayo,
como en el país lo cuenta
quien vió y conoció su daño.

Pidamos todos a Dios
y a Santa Bárbara leales
nos libre de lances tales
porque le alabemos nos
en los Reynos celestiales.

Pablo Giménez Font

(Agraiment a Ángel Sánchez Pardo per fer-nos arribar la història.)

Notes:

(1) Reig Ferrer, A. (2019): “sobre el conocimiento antiguo del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y su presencia histórica en la Comunidad Valenciana” en Rapaces Diurnas de la Comunitat Valenciana. València: Generalitat Valenciana, pp. 169-199.

(2) Reig Ferrer, A. (2015): “El mito del quebrantahuesos depredador de seres humanos” Argutorio 34, 69-79.

(3) El text i la figura estan reproduïts a Castañeda, V. (1927) “Por su amor a los libros (cuento para bibliófilos)” Boletín de la Real Academia de la Historia 93: 326-432

(4) En Años y Leguas, Gabriel Miró ens narra amb crudessa com, a principis del segle XX, mataven águiles reials al Penyó del Diví.