José Cerdá Lloret
Una de las grandes biografías de Sella es la de José Vicente Cerdá Lloret, político conservador relacionado con las altas esferas valencianas, diputado y senador. Me propongo repasar su biografía y algunos detalles adicionales que completen la visión de este personaje, que tanto nos puede decir de la Sella decimonónica, época convulsa de nuestra historia local contemporánea.
José Vicente Cerdá nació en Sella el 17 de marzo de 1826 a la una de la mañana, bautizado ese mismo día y apadrinado por Don Vicente Cerdá y Remedios Cerdá de Sella.
Dentro de su situación familiar, era el séptimo y último hijo del matrimonio formado por Josef Pasqual Antonio Cerdá Catalá y María Lloret Arnau (1791, Orcheta), casados en Orcheta en 1810. A su vez, su padre Josef era el último hijo de Vicente Cerdá Puig, quien había sido procurador de los barones. José Vicente se crió en el seno de la familia más influyente del pueblo.
El primer hijo del matrimonio Cerdá-Lloret falleció joven, fue un chico llamado Vicente (1812-1817). A partir de entonces, todo fueron hijas, y la primera de ellas María del Remedio Brígida, nacida en 1813, que contrajo matrimonio con Francisco Luis Pons Domenech en 1828.
José Vicente Cerdá se casó el 22 de octubre de 1852 con Catalina Teresa Thous Cerdá. Fue testigo de la boda el marido de su hermana Remedios, Francisco Luis Pons. Con ella tuvo dos hijos, aunque el segundo estaba en el olvido. Revisando los libros sacramentales de la iglesia encontré a su segundo hijo, que Nati no vio en su momento. El primero de ellos es José Ligorio (13/9/1853-17/4/1854). El segundo fue Juan José Vicente Ligorio Crescencio (19/4/1857-13/9/1858), que falleció de fuego herpético. A Catalina siempre le gustó mucho el nombre de Ligorio.
Deberíamos fijarnos también en lo que dice el alteano Ramón Lloréns sobre Catalina en una columna publicada en el diario “Información” (9-7-2000), titulada El testamento (Sella), pues nos permite contemplar la vida trágica que tuvo nuestra filántropa Catalina y darnos cuenta de la fama que José Vicente se ganó: “A la desgracia de perder a sus hijos -abortos y muerte de dos niños al poco de nacer-, y a la otra de ser huérfana de madre desde los 7 años, se le unía la tristeza de un matrimonio, desde los 18 años, mal avenido. La bondad de doña Catalina contrastaba con el calavera de su esposo y primo, que anduvo en abandonos maritales y amoríos buscados. Era abogado y le creían abogat de marge, que quería decir que no se le saca producto. Doña Catalina sintió, además, el infortunio de enfermar casi a los 35 años del mal del cáncer”. Sigue diciendo Lloréns: “se enemistó con su familia paterna, inducida por la influencia de la crianza recibida de los abuelos y tíos Cerdá. Al fin de sus días renegó de éstos y se acogió al seno de su padre”.
Lloréns, por último, hablando del testamento de doña Catalina, hecho en Madrid el 4 de marzo de 1869 ante el notario don Cipriano Pérez y Alonso, y en relación con su matrimonio, nos detalla los bienes que Catalina aportó a su enlace con José Vicente: “un aderezo de perlas finas, estimado en más de 600 escudos que la legó el difunto Joaquín Forés, siendo adquiridos durante el matrimonio las ropas, alhajas, muebles, carruajes, caballos y demás existente en las casas de Valencia, Sella y las del Campo, salvo las que pueda acreditar su esposo que aportó al casarse o con posterioridad”. Esto supuso el rompimiento total de su relación con su esposo, del que Catalina se sentiría harta, y legó todo a su padre para evitar que aquel se aprovechara.
Doña Catalina Thous Cerdá fallecería, después de largo tiempo enferma, en Benidorm el 13/3/1870 a los 35 años, y su padre la enterró en un panteón familiar que solicitó construir expresamente. Dicho panteón pasó a manos de sus primos los Valor Thous, y hoy es propiedad de la familia León.
Vistas las malas conductas de José Vicente y las precauciones que los Thous tomaron para que este no se aprovechara de sus riquezas al fallecer Catalina, podemos entender mejor la triste situación familiar que vivieron. Este hombre pertenecía a buena familia en Sella, los Cerdá podían permitirse muchas cosas, pero a él en particular le había tocado vivir con lo último de las herencias. Él había sido el último hijo, y su padre también había sido el último hijo. Su padre buscó como fuera un heredero varón. Al enlazarse José Vicente con los Thous, buscó un auge económico mucho mayor que lo impulsara a otra esfera a la que aspiraba pertenecer, alejada del pueblo marginado y empobrecido. Siempre estuvo a la sombra de su suegro Juan Thous, el cacique más poderoso de la Marina Baixa, que a la vez le ayudaría a iniciar su carrera política. Fallecida Catalina, se rompería totalmente la relación con su suegro.
También le influiría notablemente su tío José Lloret Arnau, que fue diputado provincial de Alicante por el distrito de Altea en 1836, y su padre José Cerdá Catalá, cuñado del Lloret Arnau, de quien fue suplente en dicho año.
Poco después mantuvo una relación con Antonia Lattur Pedrós (o Leonor), natural de Denia, de buena familia, con la que tuvo una hija, Emilia Cerdá Lattur, aunque todavía desconozco tanto la fecha de boda como de nacimiento de la hija (ésta debería nacer en Valencia). Hay dos hechos para estar seguros del enlace matrimonial, el primero son los datos aportados en el acta de bautismo en Villajoyosa de un nieto (Enrique Pons Cerdá), y el segundo es que fallece en Sella en 1888 Don Mariano Lattur Mulet, padre de Antonia, seguramente estaría instalado en alguna de las casas que la familia Cerdá tenía por el pueblo. En 1893 sabemos que Antonia Lattur vivía en Sella por algunos fragmentos de las libretas de cuentas conservadas en el fondo “La Rapella dels Senyorets” (l’Arxiu de Sella), donde le hacen entrega en varias ocasiones de algún dinero como pensión.
José Vicente a menudo estaría por Valencia, allí hizo mucha vida social, pero a veces volvería por su tierra natal para visitar a sus familiares y conocidos y ocuparse de sus negocios. En Sella su procurador, su hombre de confianza era Pedro Catalá García, así nos lo atestiguan unas líneas escritas por José Vicente Cerdá antes de morir en lo que queda de una de sus libretas de cuentas de 1882, conservada en el mismo fondo “La Rapella dels Senyorets”: “Casa Solar.- La tiene gratis Pedro Catalá, procurador de los bienes de Sella”. También en su libreta de cuentas conservada íntegra de 1867-69, f. 21, dice: “A D. Jose Cerdá Debe Pedro Catalá su Procurador…”; en el f. 30 vuelve a decir: “…Pedro Catalá mi Procurador…”, y, por último, en el f. 36v dice: “Cualquiera reclamacion que se presentase sobre mi fianza de la Acequia Real del Jucar, el responsable lo es Pedro Catala, segun documento que obra en mi poder”. Además, se conserva en el mismo fondo documental una carta en 1866 escrita por Pedro Pla dirigida a Pedro Catalá, en Silla, con relación a un pago de Almusafes, Beniparrell y Silla. Aquí se nos confirma que hacia 1866-1868 Pedro Catalá estuvo en Silla para encargarse de los asuntos que José Vicente tenía por allí, y que le confiaba. Los tres municipios se encuentran muy próximos, rodeando la Albufera.
Añadamos algo más de su procurador. Pedro Catalá García (1827-1890) consta “primer teniente de Alcalde” de Sella en 1867, en el bautismo de su hijo Juan; en 1873 como Alcalde y como Juez de Paz, y, en 1879, es de nuevo Alcalde. A finales de ese mismo año, su primer hijo José es “escribiente u oficial de secretaría”. También tenía otro hijo bautizado como Pedro Ligorio.
De su propiedad y de su hermana Remedios Cerdá era la Rapella. También tenía varias casas por el pueblo y algunos terrenos, podemos saber algunas de sus propiedades en detalle gracias al padrón de la contribución urbana de 1893-94 conservado en el Archivo Municipal de Sella y a la documentación perteneciente al fondo “Rapella dels Senyorets” (l’Arxiu de Sella). Tenía una casa en la calle de las Vueltas, la nº. 1, y otra en la Cuatro Esquinas, la nº. 20, también una propiedad en el Moreral (en 1915 consta “Molino Moreral”), la masía y los terrenos de Saleres de Baix, tierras en el Monserrat, en el Serrà, en la Cova (cerca de la Rapella), l’Horta d’Irles, en la Capitana… Y otras propiedades que no nos constan con certeza todavía.
En el pueblo, además, le pertenecía la antigua almazara (llamada popularmente almassereta), que en tiempos más recientes perteneció a los Sebastià. Tenemos algunos detalles interesantes acerca de esta edificación. En lo que queda de la libreta de cuentas de 1882 dice: “Casita de la almázara.- La tiene gratis por via de limosna Josefa de la Ferrera”, y en anotación posterior: “Al hacer de nuevo la almazara desapareció la antr. casita”. Las obras debieron tener lugar antes o alrededor de 1890.
En la misma libreta de cuentas de 1867-69 podemos hallar un par de páginas dedicadas a cuentas pendientes con la familia Thous. Por ejemplo, dinero que Don Juan Thous, “mi suegro” o “Mi Padre Político”, le debe. También le deben dinero Joaquín Thous, tío de Catalina, por un dinero que le prestó para viajar a Madrid, y Catalina Thous, otra tía de Catalina, por un vestido.
Como anteriormente comentaba Lloréns en las líneas que copié, José Vicente Cerdá era abogado, con mala fama, aunque no he podido hallar ninguna referencia a sus estudios. A pesar de su mala fama quiso hacer carrera política, y logró llegar lejos. Para empezar, en las elecciones de junio de 1864 fue diputado provincial por el Partido Moderado por el distrito de San Vicente de Valencia. Unos meses atrás, en noviembre del 63, lo había sido por el mismo distrito su amigo moderado Ignacio Lacuadra, quien retorna al puesto en 1865 y el 1866 por el partido Unión Liberal. Justamente, la libreta de cuentas de 1867-69 también contiene cuentas con Lacuadra, quien le llegó a deber a Cerdá 73.000 reales en 1867; 120.000 en 1868, y 157.320 en 1869.
En las elecciones del 10 de marzo de 1867 José Cerdá fue elegido diputado de las Cortes por el distrito de Valencia con un total de 1099 votos (en el periódico La Esperanza de Madrid de 1844, día 23-3-1867, los votos son 1041), quedando ganador, junto al Marqués de Casa-Ramos y a Don José Cerveró y Vallterra, cada uno en su respectivo distrito. Ostentó el cargo entre el 3 de abril de 1867 (juró al día siguiente) y el 6 de diciembre de 1868. Durante esta época mantiene buena relación con el político conservador alfonsino y abogado Cirilo Amorós y Pastor (Valencia, 1830-1887), uno de los grandes protagonistas de la política española y valenciana de la época. Llegado el Sexenio Democrático, se retira de la política una temporada para, después, apoyar el pronunciamiento de Martínez Campos de Sagunt de 1874, en el que su compañero Amorós participó activamente. En enero de 1875 por nombramiento del Capitán General volvió a ocupar el cargo de diputado junto a Amorós, el Marqués de Casa-Ramos o el famoso poeta valenciano Teodoro Llorente, entre otros.
Nuestro Cerdá formó parte el 20 de mayo de 1875 de la Asamblea de Notables que se reunió en Madrid para empezar a discutir las bases constitucionales que llevarían a la creación, en 1876, de la nueva constitución y del Partido Liberal Conservador de Cánovas, al que luego pertenecería. El periódico La Iberia de Madrid de 1868, mete a José Cerdá dentro de los “Moderados de todos los matices […], algunos de los cuales formaban parte de las juntas carlistas…”. En los siguientes años volverá a asistir a importantes reuniones en Madrid.
Se presenta de nuevo en la legislatura de 1876-1877 por el distrito de Torrente (Valencia), enfrentado al Barón de Castillo Chirel, ganando con 5030 votos, siendo miembro del partido de Cánovas. Esta vez estuvo casi dos años en el cargo, desde el 18 de febrero de 1876 (juró el día 26) hasta el 30 de diciembre de 1878.
La tesis doctoral de Alicia Yanini Montés, Elecciones caciquiles en la provincia de Valencia. Política y sociedad entre 1876 y 1901, (curso 1982-83), y dirigida por el prof. Javier Tusell Gómez de la Universidad de Valencia, nos explica la situación electoral por la que pasó Torrente, recogida en la prensa de la época.
“Se enfrentaron dos conservadores canovistas: Cerdá y el Barón de Castillo Chirel. Las Provincias se preguntaban acerca de la significación de la candidatura de este último, y El Mercantil Valenciano daba por segura su victoria lamentándose por los méritos que tenía Cerdá, no comparables con los del joven Barón de Chirel. Este se mantuvo en su candidatura a pesar de que el Gobierno declaró a Cerdá como ministerial. Sabemos por la correspondencia de Cirilo Amorós que el Barón de Castillo Chirel era el hijo del Barón de Cortes, lo que no sabemos fueron los motivos y apoyos con los que se presentó.
“A pesar de que el Gobierno negó su apoyo al Barón del Castillo de Chirel, éste obtuvo 870 votos. Es uno de los pocos candidatos de oposición que no retiraron su candidatura y que obtuvo una cantidad sustanciosa de votos. De cualquier modo, y aunque en la oposición, conviene recordar que, como él mismo hizo público en un manifiesto, ocho días después de la elección, el gobierno no se manifestó en favor de ninguno de los candidatos hasta última hora, y sólo lo hizo después de que Cerdá mucho mayor que el Barón de Chirel y con más experiencia política, hiciese público que retiraría su candidatura si el Gobierno no se manifestaba de modo decidido y claro en favor de él; es decir, que la lucha y la nivelación de votos se debe de explicar por la indecisión del Ministerio de Gobernación en favor de uno de los dos candidatos, siendo que ambos estaban bajo la misma bandera política, y que aunque Cerdá contaba con mayor experiencia, el joven Barón gozaba del apoyo de su padre […]”.
Yanini incluye una relación de los municipios que votaron a estos dos políticos, que fueron Benetuser, Paiporta, Alacuas, Albal, Alcacer, Aldaya, Alfafar, Catarroja, Quart de Poblet, Chirivella, Lugar Nuevo de la Corona, Manises, Masanasa, Picaña, Sedavi, Silla y Torrente. Los votos totales que José Cerdá sacó fueron 4584 frente a los 2870 del Barón de Chirel. Finalmente Cerdá ganó con los 5030.
Cedió el último puesto a Antonio de Romrée y Paulin (que lo ocupó en abril de 1879), de lo cual nos dice también Yanini: “cedió el distrito al Marqués de Romrée pero presentó candidatura por la provincia de Alicante. El Marqués gozaba de grandes influencias en Madrid, donde vivía, y a ello debía su elección en calidad de cunero por este distrito, que en la anterior legislatura perteneció a Cerdá, el cual, además, había sido diputado provincial varias veces”.
La misma autora, finalmente, añade de José Cerdá que era ingeniero de puertos y caminos. No sabemos más sobre esta posible dedicación o si se trata de una confusión.
Algo más debemos añadir de su legislatura por el distrito de Torrente en 1876-78. En las elecciones de marzo de 1877 salió como diputado conservador por el distrito de Torrente su sobrino Francisco Pons Cerdá, de Sella, que ya había sido nombrado diputado por el Gobernador en las elecciones de marzo-junio de 1876. En ambas ocasiones iba acompañado de su cuñado José Artés Amat, también conservador y en 1877 diputado por el distrito de Sagunt (cargo al que volverá en 1882). Y en la renovación de 1901 saldría como diputado por el distrito Ontinyent-Enguera Francisco Pons Forés, hijo del anterior Pons, también conservador, sustituyendo a otros dos importantes familiares suyos que habían estado varios años en el mismo distrito (Dupuy de Lome y Lamo de Espinosa).
En estos momentos tenemos a un José Vicente Cerdá Lloret ya entrenado en la política y que se relaciona con las altas esferas valencianas, que ha superado la sombra de su suegro Thous, que ha aprendido, y ahora es él quien hace sombra a su sobrino Francisco. Y con suficientes negocios para no depender, como dependería de más joven, de los Thous y de su familia, como vemos reflejado en sus cuentas conservadas. Su vida no hace nada más que mejorar a pesar de las adversidades.
Dice Vicent Sanz Rozalén en su estudio Elecciones, partidos y políticos en la Valencia decimonónica (1995): “Los alfonsinos, convertidos la mayor parte de ellos al canovismo, continuaron controlando la Diputación en marzo de 1876 tras los nuevos nombramientos efectuados por el Gobernador. Una vez había sido realizada la principal tarea, la de restaurar el orden moderado, los adalides de la burguesía conservadora valenciana comenzaban a retirarse para dedicarse a sus negocios o para ocupar otros cargos de mayor relevancia e influencia en la escena política como lo constatan las trayectorias del marqués de Casa Ramos, de J. Botella, de J. Cerdá, de A. Viudes o del marqués de Mirasol, todos ellos diputados a Cortes tras las elecciones legislativas de 1876. Algunos de los nuevos diputados parecían ascender un escalafón en su carrera política: F. Pons, V. Pueyo, L. Albert y el conde de Zanoni habían formado parte del Ayuntamiento de Valencia designado por el Capitán General en 1875 tras el golpe de estado”.
En las Guía oficial de España de 1901 y 1910 que he consultado, consta que en 1879 recibió una condecoración de primera clase por la Orden civil de Beneficencia “para premiar servicios extraordinarios en tiempos de calamidades públicas”, por el simple hecho de tener el nivel social y político que ostentaba.
En enero de 1879, José Vicente Cerdá es nombrado por el Ayuntamiento de Valencia para formar parte de la comisión inspectora del censo electoral, junto a los señores Casa-Ramos, Tudela y Ferraz. En febrero El Imparcial de Madrid nos informa de la decisión de querer retirarse a la vida privada de los señores Casa-Ramos, Cerdá y Botella, tal y como anunciaba Sanz Rozalén.
En marzo de 1879 se presenta para las elecciones a diputado provincial por Torrente, se enfrenta contra el marqués de Mirasol, moderado, antiguo compañero de 1875. El diario oficial de avisos de Madrid se hace eco el 29-3-1879 de que el diario El Comercio de Valencia, “órgano del Sr. Villarroya, recomienda á los electores del distrito de Torrente, la candidatura del centralista marqués de Mirasol, contra la del Sr. Cerdá, adicto”. Frente a esta disputa, “el candidato ministerial D. José Cerdá es apoyado por los amigos del marqués de Casa-Ramos y de los Sres. Botella y Bau”, como lo recoge La Época, de Madrid de 1849, el 14-4-1879. Finalmente ambos se retiran, Cerdá por haber sido elegido senador, lo que también le permite acercarse a la vida privada, tal y como deseaba. El 3 de mayo de 1879 los votos dieron a conocer a los tres senadores electos en Valencia según su número de votos: Don Vicente Oliag y Carra, Don José Cerdá Lloret y Don José Botella y Andrés. Cerdá se presentó en el Senado el 29 de dicho mes, pero nunca llegó a jurar el cargo. En la prensa madrileña el 29 de noviembre de 1879 se da noticia de la llegada de Cerdá a Madrid en el tren correo por la mañana junto a su familia, es decir, su segunda esposa Antonia Lattur y su hija Emilia. En el Anuario Almanaque del comercio de la industria de la magistratura y de la administración de 1879 consta vive en la Fonda de los Embajadores, un hotel en Madrid construido en el solar que antiguamente ocupó la Fontana de Oro (una fonda del s. XVIII), en la que Galdós se inspira para su obra homónima de 1870.
Gracias a la prensa, sabemos que falleció en Valencia el 13 de agosto de 1882, quedando todos sus bienes en manos de su esposa Antonia Lattur, cuyo fallecimiento sucedió en Valencia a las puertas del Desastre del 98, según se desprende de la partida de bautismo de un nieto suyo (imagen adjunta). Posiblemente dejara atrás algunas propiedades de Valencia, quizás en manos de otros procuradores que tendrían allí, y pasaría la mayor parte del tiempo entre Sella y su Denia. En Valencia tendría disponibilidad de mejores médicos y mejores condiciones de vida llegado el momento. Después los bienes pasarían a manos de su hija Emilia y el marido de ésta, Enrique Pons Artés, a quien dejaría viudo en 1918 con cinco hijos.
José Vicente Cerdá fue un hombre que vivió de cerca los inicios de la Restauración borbónica desde su origen, Sagunto, en Valencia y que apoyó al máximo la política canovista. Un hombre salido de nuestras calles y montañas que, como “el canonge” u otros personajes, se había criado en la mejor situación que nuestro pueblo podía ofrecer y emparentó con lo mejor que la provincia tenía, y no era muy educado ni decente, dedicado sí, y subió unos y otros peldaños hasta llegar a lo mejor que el país le podía ofrecer.
Albert Rubio Rubio
Notas y bibliografía:
- https://www.congreso.es/es/historico-diputados?p_p_id=historicodiputados&p_p_lifecycle=0&p_p_state=normal&p_p_mode=view&_historicodiputados_mvcRenderCommandName=indiceDiputado&_historicodiputados_ndip=(25070)
- https://www.senado.es/web/conocersenado/senadohistoria/senado18341923/senadores/fichasenador/index.html?id1=5065&id2=N
- J. Paniagua Fuentes y J. A. Piqueras. Diccionario Biográfico de Políticos Valencianos, 1810-2005. Institut Alfons el Magnànim (Valencia, 2005).
- Tesis de Alicia Yanini Montés, Elecciones caciquiles en la provincia de Valencia. Política y sociedad entre 1876 y 1901, dirigida por el prof. Javier Tusell Gómez de la Universidad de Valencia (curso 1982-83).
- Tesis de José Antonio Pérez Juan, La Diputación Provincial de Alicante (1812-1874), dirigida por el prof. Ricardo Gómez Rivero de la Universidad Miguel Hernández (2003).
- V. Sanz Rozalén. Elecciones, partidos y políticos en la Valencia decimonónica. Cap. 12 de la obra Historia de la Diputación de Valencia (Valencia, 1995).
- Manuel Cerdá (dir.). Diccionario Histórico de la Comunidad Valenciana. Ed. Prensa Alicantina, S. A.
- N. Martínez Llorens. Sella, Historia y Costumbres (Sella, 1987).